Una carta a los dirigentes deportivos de Guinea Ecuatorial

El deporte en todo el mundo es considerado como un gran escaparate para que los jóvenes puedan desarrollarse físicamente, mentalmente, y para luego económicamente para darse todos los gustos que quiere a sus vidas y la de sus familiares. Y los deportistas ecuatoguineanos podrían caber perfectamente en este orden de ideas.
En cada inicio de proyecto, se habla de erradicar la delincuencia a través del deporte, algo que es súper bueno. Pero también hay que trazar otro objetivo, cuál es, hacer que los jóvenes que se dedican al deporte, puedan vivir bien con su talento y esfuerzo, durante y después de su carrera deportiva y no integrarse en los antiguos o malos vicios.

Actualmente en Guinea Ecuatorial, hay muchos jóvenes que han dejado de estudiar para sólo dedicarse al deporte (sobre todo los futbolistas), otros que compaginan con los estudios y el trabajo. Pero todos tienen un denominador común, querer vivir y ayudar a sus familiares con lo que les gusta, el deporte.
Las carreras de los deportistas son cortas como máximo 20 años, y las de mis hermanos ecuatoguineanos no creo que lleguen a tanto. Pero sí, quieren gozar de lo que más les gusta (a su medida) y poder alimentar a su familia, que muchos ya tienen; para ello es menester que tanto el ministerio de deportes, las federaciones, las asociaciones y los clubes trabajen para que un atleta pueda vivir dignamente durante y después de su carrera deportiva. Y que desaparezca la triste pregunta de muchos familiares: ¿el deporte te dará de comer en este país?

Actualmente la gran meta, sobre todo en el fútbol, es llegar en la selección nacional porque ahí es donde saben que cada partido internacional que hayan sido seleccionados se le ingresará un dinero en su cuenta bancaria. Pero la cuestión es, ¿qué hay de los que no son seleccionados para representar el país?, sabiendo que todos no podrán ser elegidos para tal motivo.
Miren el fenómeno que está pasando ahora y que muchos pasan de alto. Muchos de los jugadores que militaban en grandes clubes del país, han dejado lo que más les gusta para alistarse a las diferentes academias militares u otros oficios, ¿esto es coincidencia? Pues desde mi sofá de color rojo como la camiseta del Nzalang, no creo. Se fueron en busca de una oportunidad para poder ser, como se dice por aquí “ser una persona” y poder ayudar a su familia.

En esta misma línea, en cada domingo se observa a jugadores federados y a deportistas de otras modalidades disputar partidos de carácter apuesta, otra realidad que tampoco pienso que es coincidencia. Lo claro es que hay algunos que lo practican para pasar el rato, pero en su mayoría porque el bolsillo responde presente de la situación payé.
Señores dirigentes, sé que es difícil y hay varias barreras que superar, pero ya es momento de luchar por el futuro de los jóvenes que os provocan emociones en las competiciones. Hay un proverbio que dice “que siempre hay un camino para llegar a la montaña si realmente es el objetivo”.

 Hace unos días, hablé con un jugador de la primera división de Guinea Ecuatorial, y todos le conocéis, pero no revelaré su nombre, se desahogó conmigo con una pregunta bastante humilde y compleja de responder “¿Quién puede ir a perder su tiempo en ver a unas personas que sienten hambre?”, algo que da entender que no están del todo contentos.
En esta carta, podría llegar a todos, pero lo claro es que es una vergüenza enorme que los mismos dirigentes si vivan bien, pero los que provocan emociones y debates deportivos si vivan en condiciones que no me atrevo a describir. Tengan un poco de moral y piensen en el legado que podéis dejar si lucháis por el futuro de estos chicos. Ellos creen en el deporte y ustedes también, por tanto, a remar juntos. Unos en el terreno de juego y otros en las oficinas con las gestiones, porque también ustedes pueden conseguirlo como se registra fuera de las fronteras.